martes, 12 de agosto de 2008

Un recorrido por la casa de la Inquisición

Una historia, un patrimonio.Un lugar, donde los personajes cobran vida. Un tribunal que castiga a los herejes. Aquí se inicia la visita, acompáñenme a descubrir los secretos de la Inquisición en el Perú

Un hermoso monumento llama mi atención. Llegó al jirón Junín 548 en el centro de Lima y me doy cuenta que más que smog y una bulliciosa avenida Abancay; estoy frente a un pasado impregnado de narraciones extraordinarias.

“El museo de la Santa Inquisición es por noveno año, el más visitado del Perú”, dice la guía, mientras pronuncia su inglés de nivel intermedio. Sí, me atreví a ingresar con un grupo de extranjeros, entre españoles, holandeses y franceses, quienes admiran las seis hermosas columnas dóricas ubicadas en la entrada.

El olor a madera vieja invade el local. Las crujientes tablas delatan los miles de años de este recinto, donde en 1570 Serván de Cerezuela y el doctor Andrés de Bustamante iniciaron la aventura hereje en Lima.

Al interior observó 4 figuras o maniquíes que parecen estar vivos, vigilando cada uno de mis movimientos, quienes interpretan a diversos papeles-como toda historia tiene sus protagonistas-el fiscal, un representante eclesiástico, el inquisidor y el acusado de cometer herejía, palabra vinculada con aquellas personas que sostenían opiniones contrarias a la fe de Cristo, de su Iglesia, y los actos contra moral y las buenas costumbres.

A paso lento llegó a la Cámara del Secreto, lugar donde se archivaba los documentos relacionados con el acusado. Al personal que se le perdía los expedientes podían ser juzgadas por complicidad con el procesado, es por es que el acceso a este cuarto era restringido.

El color verde predomina en el museo, y es que este pigmento representó a la Inquisición por esos años. A pesar del tiempo transcurrido aún se mantienen las paredes construidas en base a quinche y adobe. Luego puedes recorrer otros pasadizos y observar cuadros con representaciones de la época hasta llegar a la temida Sala de los Tormentos.

¿Y si me arrepiento? Sentencias

Tres personas tenían que tener pruebas para acusar a alguien de hereje. A partir de ahí, el tribunal procedía a detenerlo y lo llevaban a su celda para que reflexione y confiese su delito. Hoy ese espacio constituye un túnel subterráneo, en él puedes imaginarte preso.

Las sentencias iban desde la tortura con la garrucha, el potro, el agua, látigos y el más usado en nuestro país: el estrangulamiento, cualquier de ellas se usaban de acuerdo al delito considerado como grave o leve. Esta cámara de los tormentos se usaba para que el presunto hereje reconozca su culpa.

Otra forma de condena, era vestir al reo con el sambenito. Su uso no sólo deshonraba a aquél que lo llevaba puesto sino también a sus descendientes.

El túnel de la salvación


Se condenó a muerte a 32 personas. Fueron sentenciados más hombres que mujeres. En sus dos siglos y medio de existencia (1569-1820) el Tribunal procesó 1477personas en 1526 juicios. Finalmente fue abolida en el Perú en el año1820.

¿Quizá, cuestionada, incomprendida o debatida? Debe entenderse como una época en que la intolerancia política-religiosa predominaba en el mundo.
Lo cierto es que gracias al Tribunal de la Inquisición se puede conservar este museo, el cual guarda en sus cimientos un pasado colonial y republicano. Una historia que se detiene a las seis de la tarde al cerrarse las puertas y renace de lunes a viernes a partir de las 10 de la mañana al abrir el enorme pórtico.

Los turistas salen del recinto, siguen su ruta. La hora ha pasado, son las tres de la tarde y me tengo que ir a trabajar.

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